Los   Receptores    Sensoriales







La vista.

La vista es un sentido que nos permite percibir la forma, distancia, posición, tamaño y color de todos los objetos y seres que nos rodean. 
 
Los ojos son los órganos receptores de la vista, ellos tienen la función de captar los estímulos luminosos que  encontramos en el ambiente.
 
Se localizan en las cavidades orbitarias, que los protegen de las sacudidas y choques exteriores. La cejas, las pestañas y los párpados complementan su protección.

 
Se compone de varias partes principales:
 
1) El iris. Es la parte coloreada del ojo. Regula la entrada de luz aumentando o disminuyendo su tamaño según la intensidad de la misma.
 
2) La pupila. Es el orificio central del iris. Se dilata o contrae en función de la cantidad de luz existente.
 
3) El cristalino. Es la parte que enfoca el haz de luz en la retina. Tiene forma de lente biconvexa. 
 
4) La córnea. Es una de las partes externas del ojo. Protege al cristalino y al iris permitiendo el paso de la luz.
 
5) La retina. Es la parte del ojo sensible a la luz. Está compuesta por los conos y los bastones. Su función es dar información sobre la nitidez, color y brillo.
 
6) La esclerótica. Es la membrana más externa que protege y da forma al ojo. Es la zona que conocemos como “lo blanco del ojo”.
 
7) Nervio óptico. Conduce los impulsos nerviosos de los conos y bastones de la retina hacia el cerebro. Esto permite la formación de las imágenes en nuestra cabeza. 
 
8) El humor acuoso. Es un líquido incoloro localizado entre la córnea y el cristalino. Su función es lubricar y alimentar el ojo por medio de las proteínas que contiene.
 
9) El humor vítreo. Es una sustancia gelatinosa y transparente contenida en el interior del glóbulo ocular y encargada de ejercer presión sobre él.
 
Cuida tus ojos leyendo con la luz adecuada y no frotándolos con las manos sucias.






EL TACTO

- El sentido del tacto es el encargado de la percepción de los estímulos que incluyen el contacto  y la presión, los de temperatura y los de dolor.
- Su órgano sensorial es la piel.
- La mayoría de las sensaciones son percibidas por medio de los corpúsculos, que son receptores que están encerrados en cápsulas de tejido conjuntivo y distribuidos entre las distintas capas de la piel.
- Las capas de la piel se llaman epidermis, dermis, e hipodermis.

Los corpúsculos de la piel

La mayoría de las sensaciones son percibidas por medio de los corpúsculos, que son receptores que están encerrados en cápsulas de tejido conjuntivo y distribuidos entre las distintas capas de la piel –epidermis, dermis e hipodermis, desde la superficie hacia abajo–.

Los receptores encargados del tacto o de la sensación de contacto son los corpúsculos de Meissner, que nos permiten darnos cuenta de la forma y tamaño de los objetos y discriminar entre lo suave y lo áspero.

Los corpúsculos de Pacini son los que determinan el grado de presión que sentimos; nos permiten darnos cuenta de la consistencia y peso de los objetos y saber si son duros o blandos. En algunos casos, el peso se mide de acuerdo al esfuerzo que nos causa levantar un objeto. Por eso se dice que el peso se siente por el “sentido muscular”.

Los corpúsculos de Ruffini  perciben los cambios de temperatura relacionados con el calor –nuestra temperatura normal oscila entre los 36 y los 37 grados– . Especialmente sensible a estas variaciones es la superficie o cara dorsal de las manos.

En tanto, los corpúsculos de Krause  son los encargados de registrar la sensación de frío, que se produce cuando entramos en contacto con un cuerpo o un espacio que está a menor temperatura que nuestro cuerpo.

Las distintas impresiones del tacto son transmitidas por los diferentes receptores a la corteza cerebral, específicamente a la zona ubicada detrás de la cisura de Rolando. 



El Gusto.

SABORES. Para poder determinar el gusto por los alimentos tenemos las papilas (aspecto rugoso en la lengua), donde se ubican los llamados botones gustativos que permiten identificar los sabores. Por ejemplo, en la parte superior de la lengua,  (verde) se recepciona  los sabores amargos; en la parte lateral superior (azul), los sabores ácidos; y en la parte lateral baja (rosado), los salados; mientras que en la punta de la lengua se identifican los dulces. 
 
TIPOS DE PAPILAS. En la lengua existen, además de las papilas gustativas, otros tipos como las papilas calciformes, receptores de lo dulce, ácido y salado. También las lenticulares, que captan los sabores amargos; y las cónicas, que no tienen función gustativa pero son receptores táctiles que captan la temperatura.
 
Las papilas gustativas. Son las más importantes y están en contacto con fibras de las zonas craneales por donde sale la información del gusto.


¿QUÉ ES EL GUSTO Y QUÉ LO COMPONE?
 
El sentido del gusto consiste en registrar el sabor e identificar determinadas sustancias en la saliva. El aparato receptor del gusto lo integran la boca, las papilas gustativas, la lengua y el paladar.



El Olfato

El olfato es el sentido encargado de detectar y procesar los olores. Es un quimiorreceptor en el que actúan como estimulante las partículas aromáticas u odoríferas desprendidas de los cuerpos volátiles, que ingresan por el epitelio olfatorio ubicado en la nariz, y son procesadas por el sistema olfativo.
La nariz humana distingue entre más de 10 000 aromas diferentes.

La nariz
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Narices y estética.
La nariz se divide en dos compartimientos separados por el tabique nasal, los cuales tienen dos orificios de salida denominados narinas.   Por el otro lado, la nariz termina en unas aberturas que comunican con la faringe.
En las paredes laterales de las fosas nasales se encuentran unos huesos esponjosos llamados cornetes. Debajo de cada cornete existen unos espacios denominados meatos, que son los que comunican la nariz con los senos paranasales.
Cornetes nasales
Su número por lo general es de tres (como si fueran tres dedos atravesados). Y ayudan a realizar las principales funciones de la nariz: humectar, calentar, limpiar y dirigir el aire que respiramos hacia el interior de los pulmones. 

Los cornetes son óseos, pero están recubiertos, al igual que todas las paredes de las fosas nasales,  por una membrana llamada Pituitaria que en su parte inferior está recorrida por gran cantidad de vasos sanguíneos y por ello se denomina Pituitaria roja. Las glándulas que forman esta Pituitaria roja segregan una mucosa que se encarga de calentar y humedecer el aire que, por el sector de los cornetes, pasa camino de los pulmones.

En la parte superior esta membrana se llama Pituitaria amarilla y tiene numerosas ramificaciones de células olfativas bipolares que recogen las sensaciones olorosas y las envían al bulbo olfativo. Solo esta zona es sensible a los olores y no la inferior.
El armazón óseo de la nariz está constituido por huesoscartílagos duros y cartílagos blandos. Los huesos duros forman la parte superior y los laterales del puente, los cartílagos forman los laterales de las fosas nasales y el propio tabique nasal.
Las paredes nasales están revestidas por mucosas, segregadas por la membrana Pituitaria, que tienen como función esencial el acondicionamiento del aire inhalado. Además, la mucosa atrapa y quita el polvo y los gérmenes del aire cuando se introducen en la nariz.
La nariz es el órgano donde reside el sentido del olfato. En el epitelio olfativo se encuentra, como ya dijimos, la pituitaria amarilla, constituida por un grupo de células nerviosas con pelos microscópicos llamados cilios. Estos están recubiertos de receptores sensibles a las moléculas del olor.
Hay unos veinte tipos distintos de receptores, cada uno de los cuales se encarga de una clase determinada de moléculas de olor. Estas células establecerán sinapsis con las neuronas de los bulbos olfatorios, que mandarán las señales al cerebro.


El olfato

En el hombre, el sentido del olfato está menos desarrollado que en muchos animales, quizás porque al contrario que éstos, no depende de él para buscar alimento, hallar pareja o protegerse del enemigo.
El área de la nariz humana sensible al olor es de unos pocos centímetros cuadrados, mientras que en el perro, por ejemplo, recubre la membrana glucosa nasal por completo.
Sin embargo, el olfato humano es el más sensible de todos nuestros sentidos: unas cuantas moléculas, es decir, una mínima cantidad de materia, bastan para estimular las células olfativas.
Los receptores olfativos del hombre se encuentran situados en la porción superior de las fosas nasales, donde la pituitaria amarilla cubre el cornete superior y se comunica con el bulbo olfatorio. (VER IMAGEN).
Los vapores emitidos por las sustancias olorosas penetran por la parte superior de las cavidades ofosas nasales y, después de disolverse en la humedad de la pituitaria amarilla, actúan químicamente sobre los receptores olfativos. Los impulsos nerviosos que resultan de la activación de los receptores son trasmitidos al bulbo olfatorio y de ahí a la corteza cerebral para la formación de la sensación.
Mediante el acto de olfatear, la dirección de la corriente de aire es dirigida hacia la región olfatoria superior de la cavidad, facilitando la llegada de un mayor número de partículas olorosas hasta los receptores olfativos.
Las sensaciones olfatorias suelen confundirse con las del gusto, ya que ambas son producidas por el mismo estímulo químico. En verdad, varios alimentos son apreciados más por el olor que por el sabor.
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El Oido
El sentido del oído, es fundamental para el desarrollo humano y del individuo en sociedad, siendo uno de los sentidos primordiales de nuestra especie. Esto no significa que sea vital para nuestra existencia y, por supuesto, muchas personas carecen de este sentido por una u otra razón. Sin embargo, el conjunto de órganos que participan en su desarrollo y que nos permiten comunicarnos por medio de sonidos es sumamente interesante e importante de cualquier modo. Hoy quiero invitarte a conocer cómo funciona el sentido del oído.

l pensar en esta cuestión, inmediatamente podemos deducir el hecho de que nuestros oídosson absolutamente fundamentales y no sólo para el desarrollo del sentido de la escucha sino que, como mencionaba, para el desarrollo de la vida del ser humano y de cualquier otro animal en sí. Las orejas y los oídos, constituyen el equipamiento necesario que permite la compleja transferencia de energía y el sistema de cambio, capaz de convertir las ondas sonoras en energía mecánica que posibilita la escucha.
Esa energía fluye y luego se convierte en energía eléctrica y todo esto, sucede apenas en un mínimo instante, tanto es así que todo nos resulta en un funcionamiento inmediato a tiempo real. El oído humano se divide en 3 partes diferentes: el oído externo, el medio y el interno. El externo es la parte visible, desde donde, gracias a nuestro sentido de la vista, se puede ver la entrada del canal auditivo y funciona como una especie de auricular-receptor. Dividiendo el oído externo del medio, encontramos el tímpano, compuesto por un grupo de membrana timpánica.
Como-funciona-el-sentido-del-oido-2.jpgISTOCKPHOTO/THINKSTOCK
El tímpano es una delgada y sofisticada membrana de color gris, que vibra con cada sonido que llega a través del oído externo y fluye por el canal auditivo. Este órgano transmite las vibraciones a los huesecillos del oído conocidos como “osículos auditivos” (los 3 huesos más pequeños del cuerpo humano) y son enviados a la cóclea o al caracol, una especie de laberinto lleno de líquido (líquido coclear) en donde residen los verdaderos órganos auditivos, por decirlo de cierto modo. Todo este colectivo de órganos encargados de procesar el sonido es lo que llamamos el sistema auditivo.
El órgano auditivo y sensorial más importante es el órgano de Corti, que se encuentra dentro de la cóclea y que contiene entre 15.000 y 20.000 células sensoriales especializadas que captan las vibraciones enviadas al líquido o al fluido coclear. Esas células, similares a pequeñísimos cabellos, captan diferentes frecuencias en las vibraciones y las envían al cerebro como energía eléctrica. Una vez en el cerebro, ocurren diversos procesos de decodificación  en los que muchos otros factores entran en juego, como por ejemplo el idioma.


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